Aunque la SIRT se utiliza más comúnmente como tratamiento paliativo en pacientes con tumores no operables en el hígado, también se puede realizar para rebajar la fase tumoral en pacientes a los que después se va a someter una cirugía o para evitar la progresión de la enfermedad en los pacientes que están esperando una extirpación. La metástasis colorrectal tratada con SIRT suele extirparse de tres a nueve meses después del tratamiento. Es importante que el cirujano que lleve a cabo la operación conozca las embolizaciones previamente realizadas durante el angiograma del hígado antes de la SIRT y las partes del hígado que se trataron con SIRT. Una cirugía bien planificada después de una SIRT es segura.
En los pacientes con tumores hepático unilaterales, primarios y secundarios, la capacidad para llevar a cabo una cirugía posiblemente curativa se puede ver afectada por un volumen insuficiente del hígado en el futuro remanente hepático que quede tras la cirugía. Concretamente, los pacientes con lesiones en el hígado provocadas por cirrosis o quimioterapia suelen requerir >30 % de futuro remanente hepático. Desde que la popularizada Makuuchi en 1990, la embolización de la vena porta (PVE) del hígado con tumor se ha convertido en la técnica preferida de la mayoría de centros para inducir la hipertrofia hepática contralateral. Desgraciadamente esto deja los tumores ipsilaterales sin tratar, lo que a menudo permite que la enfermedad progrese. La radioterapia interna selectiva lobular no solo trata el tumor en el lóbulo embolizado, sino que además resulta en una reducción de volumen del lóbulo con el tumor ipsilateral y en la hipertrofia del lóbulo contralateral, lo que incrementa las posibilidades de una extirpación exitosa en el hígado. En estudios recientes, la SIRT resultó más efectiva al minimizar el riesgo de progresión tumoral en el lóbulo tratado y tuvo más efectos en el volumen total del hígado, lo que hizo que fuera una modalidad más idónea para pacientes seleccionados con una carga de la enfermedad unilateral sustancial. Muchos centros de tratamiento hepático utilizan ahora la SIRT con preferencia sobre la embolización de la vena porta como un valioso puente para salvar la posible extirpación en el hígado en aquellos pacientes que se encuentran al borde de esta posibilidad.
Las muestras de las cirugías del hígado en pacientes tratados previamente con SIRT se han cortado y se ha informado sobre ellas siguiendo las directrices desarrolladas para estas muestras por el Colegio de Patólogos de RU (http://www.rcpath.org/publications-media/publications/datasets/Liver.htm). En las metástasis con extirpación, en general, se ha sugerido que distintas características histológicas tenían un valor pronóstico (Histopathology 2013, 63, 149-156.) En los casos de SIRT, las microesferas se ven en las venas sanguíneas alrededor del hígado y dentro del tumor. El tumor puede mostrar necrosis, cambio mucinoso y fibrosis en distintas combinaciones mientras que los cambios inflamatorios son relativamente poco visibles (J Clin Pathol 2013; 66:205-211) (Imágenes 1 y 2). Los cambios que se observan alrededor del hígado suelen ser leves por la presencia de lesiones que ocupan el espacio.
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